El hormigón fresco puede causar quemaduras químicas severas en la piel. Mantenga al hormigón fuera del contacto con la piel. Cuando se trabaja con hormigón, utilice botas de goma, guantes, lentes de protección especial y ropa especial. No permita que el hormigón y otros productos cementantes penetren dentro de su ropa o rocen contra su piel. Ante el contacto con su piel lave rápidamente con abundante agua limpia. Si cae hormigón en sus ojos, no se refriegue, lávelos inmediata y repetidamente con agua limpia y consulte rápidamente con el médico especialista. Mantenga a los niños alejados del polvo de cemento y de toda mezcla fresca de hormigón.
La operación de curado consiste en lograr que el proceso de hidratación (reacción con el agua) del cemento continúe durante el mayor tiempo posible, de acuerdo con las condiciones de la obra. Un buen curado es esencial porque la ganancia de resistencia depende de la hidratación del cemento y este proceso no es instantáneo sino paulatino.
El curado apropiado puede conseguirse manteniendo húmeda la superficie del pavimento o aplicando una membrana impermeable que evita (o retarda fuertemente) la evaporación de agua.
Las membranas químicas de curado deben aplicarse inmediatamente después que desaparece el brillo producido por el agua. Las arpilleras húmedas o cubiertas deben colocarse tan pronto como sea posible, sin dañar la superficie.
Además, deben colocarse montículos de tierra para evitar que el viento las levante. Obviamente, será necesario un riego periódico para mantenerla constantemente húmeda. En caso de que se opte por una membrana impermeable, debe controlarse que no tenga agujeros por donde escape el vapor de agua.
En cualquiera de estos casos, debe asegurarse que el hormigón no se seque en forma prematura, consiguiéndose una adecuada ganancia de resistencia. Si el producto de curado se aplica muy temprano, puede reducirse o anularse también la fisuración por contracción plástica, frecuente en condiciones de viento seco y clima cálido.
La importancia de un buen curado no se limita a la ganancia de resistencia sino que está vinculada también a una buena durabilidad del pavimento y a una disminución de la tendencia a la fisuración.
Cuando el hormigón finalmente se seca, ya ha adquirido suficiente resistencia a la tracción como para absorber las tensiones. Las fisuras se producen donde está previsto: en las juntas.